john Locke FRS
JOHN LOCKE
PERCEPCIÓN Y EXPERIENCIA: John Locke, filósofo del siglo XVII, sugirió experimento interesante. Así es como él lo explicó: «Suponga que un hombre nació ciego, que ahora es adulto y que se le enseña a distinguir un cubo de una esfera mediante el tacto… Suponga que a continuación que se pone el cubo y la esfera sobre una mesa y que al hombre ciego se le hace ver. La pregunta es si mediante la vista, antes de tocar las figuras, podrá distinguirlas y decir cuál es el cubo y cuál es la esfera. Locke evaluó los posibles resultados de la siguiente manera: «Soy de la opinión de que el hombre ciego no podría decir con certeza cuál es la esfera y cuál el cubo con solamente verlos; aunque podría reconocerlos inequívocamente mediante el tacto….”
En la
década de 1960 se llevó a cabo este experimento tras operar a personas que
tenían cataratas. Los resultados sólo fueron parcialmente favorables a Locke.
Al recuperar la vista, la gente suele poder diferenciar formas simples con muy
poco entrenamiento. No obstante, estas personas nunca consiguen utilizar sus
ojos al cien por cien. La vista requiere una coordinación con los demás
sentidos que puede ser imposible de adquirir en la edad adulta.
Cualidades
primarias y secundarias
Según la
descripción que Locke hizo de la percepción percibir es tener ideas, que son
aspectos de la mente. Locke mantenía que ciertas ideas concuerdan con las
propiedades de los objetos reales: la extensión (longitud), la figura (forma),
el movimiento u reposo, y el número; éstas son las <cualidades primarias».
Otras percepciones —como color, sonido, sabor, etc.— no mantienen dicha
concordancia: son las «cualidades secundarias». Se suele que las cualidades
secundarias son rasgos reales de las cosas, pero esto, para Locke, era una
ilusión. Decir que «la hoja es roja» sólo significa que «la hoja parece roja a
los seres humanos». De modo que Locke pensaba que en Esta visión satisface el
lema empirista de que «todo procede de la experiencia».
En cierto
sentido, el empirismo de Locke era menos extremo que el de muchos otros
empiristas, pues él no creía que las razones existentes para aferrarse a las
creencias procedieran exclusivamente de la percepción. Más bien afirmaba que,
una vez que uno tiene incorporada la idea de un triángulo y del número tres, si
reflexiona sobre esas ideas puede llegar a saber que todos los triángulos
tienen tres lados. Locke consideraba que el conocimiento adquirido por medio de
la reflexión no se limita al mundo físico.
En una
reflexión sobre qué es lo correcto y lo equivocado se puede llegar a
conclusiones importantes, como que la crueldad está mal. No obstante, hay
algunas cuestiones a las que nunca se les dará respuesta y que forman el núcleo
de muchas disputas religiosas: no se puede probar, por ejemplo, que el alma es
inmortal o que una u Otra forma de religión es correcta. Esto condujo a Locke a
pensar que, dado que hacía falta cierta uniformidad de creencias para mantener
la armonía social, los ciudadanos deberían creer en la existencia de Dios y
conocer suficientemente la doctrina cristiana para garantizar la moralidad.
Propuso que los otros asuntos religiosos se dejaran a la conciencia del
individuo. realidad las hojas no son verdes ni rojas, y los alimentos no son
dulces ni amargos.
Esta
distinción entre cualidades primarias y secundarias aún es aceptada por muchos
filósofos actuales, pero, ¿es correcta? Por una parte, al poner una hoja roja
de arce bajo el microscopio electrónico, su color rojo desaparece. Y lo mismo
puede decirse de su forma. Parece que el mundo descrito por la ciencia es
completamente diferente del mundo que se presenta a los sentidos, tan distinto
que resulta difícil trazar una división clara entre las propiedades que
realmente se corresponden con su apariencia y las que no.
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